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Archive for the ‘Rusia y Irán’ Category

Irán quiere fabricar aviones rusos Túpolev

Posted by Kris Roman en junio 3, 2008

Las autoridades de Teherán negocian con una compañía rusa la fabricación de aviones marca Tu, informó hoy el ministro iraní de Carreteras y Transporte, Mohammad Rahmati.

«Tenemos el proyecto de fabricación de aviones de pasajeros. Se trata de fabricar aviones marca Tu con asistencia de una compañía rusa», declaró el ministro, citado por la agencia iraní Fars.

Según sus palabras, las negociaciones no han hecho más de comenzar. El ministro no dio el nombre de la compañía con la que Irán se propone cooperar en el proyecto de fabricación de los aviones de pasajeros Túpolev.

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Irán con Medvédev gozará de un período de continuidad

Posted by Kris Roman en May 21, 2008

Piotr Goncharov, RIA Novosti.

Tomado de conversaciones confidenciales en el Kremlin:

 – Debo advertirle Dmitri Anatólievich (Medvédev) que Irán es un asunto muy complicado.

– Tiene razón Vladímir Vladímirovich (Putin). Me pareció acertada la forma como resolvió el asunto de las sanciones, ahora, sólo queda que (los iraníes) reflexionen con cordura.

 

La disposición adoptada por Vladímir Putin el último día de su presidencia referente al cumplimiento de la resolución 1803 del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la aplicación de sanciones contra Irán puso en guardia a muchos tanto en Moscú como en Teherán y el resto del mundo. ¿Será  que Rusia se solidariza totalmente a la política dura de sanciones contra Irán? ¿Cambiará sensiblemente a favor de Occidente la postura de Moscú con respecto a Irán con el nuevo presidente ruso?

Los interrogantes siguen apareciendo e incluso, ya circulan explicaciones.

Una de ellas indica que Moscú se adhirió al régimen de sanciones contra Irán porque la Casa Blanca firmó el convenio ruso-estadounidense de cooperación nuclear de aplicación civil. El convenio, muy esperado por muchas empresas del sector nuclear ruso, permitirá la exportación de uranio poco enriquecido  a EEUU sin necesidad de intermediarios. Otras versiones afirman que Putin decidió apoyar las sanciones contra Irán para evitar que Medvédev debutara en asuntos de política exterior con la adopción de pasos en cierta medida, incómodos pero necesarios.

 

Al fin de cuentas, sería más que extraño que Rusia, que participó en la redacción de las sanciones y que votó a favor de su imposición en la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU se abstuviera en aplicarlas. En este caso, Rusia se vio en la situación diplomática cuando costó mucho apoyar una decisión y al mismo tiempo, le fue imposible permanecer al margen.

Es destacable que la presente situación, el propio Putin se anticipó en tranquilizar a Teherán. En vísperas de la toma de posesión de Medvédev, el Secretario interino del Consejo de Seguridad de Rusia, Valentín Sóbolev en Teherán transmitió un mensaje oral del Kremlin al presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad:

 «Rusia confirma el principio de amplia interrelación con Irán, independientemente de quien se encuentre en el poder». La expresión, «independientemente de quien se encuentre en el poder» era una referencia al Kremlin. De esta manera, Irán recibió del nuevo presidente ruso garantías de continuidad, que  para Ahmadineyad son indispensables. Esto se notó muy bien en Moscú en la nota que envió el presidente iraní en  respuesta al mensaje de Putin y Medvédev.

No es casual que el embajador de Irán en Moscú Gholamreza Ansari afirmara recientemente que durante el mandato de Putin las relaciones ruso-iraníes tuvieron un «período dorado».

Ansari tuvo razón. Para Irán, la Administración de Putin fue altamente provechosa, entre otras cosas porque Putin firmó con Irán acuerdos económicos y comerciales a diez años de perspectiva, aunque la mayoría de ellos apenas avanzan debido a la pasividad de la parte iraní.

Entre otros  logros, hay que incluir la construcción de la central nuclear de Bushehr en el sur del territorio iraní con la ayuda de tecnología y especialistas rusos.

Precisamente fue Putin quien convenció  a los iraníes devolver a Rusia el combustible nuclear que se utilizará en esa planta nuclear.

Además, el Kremlin consiguió que Irán firmara, aunque  en forma parcial el Protocolo Adicional al Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP).

 Estas iniciativas atenuaron en parte la preocupación de algunos países con respecto a la central nuclear de Bushehr y en consecuencia, permitió que los especialistas rusos pudieran continuar los trabajos para poner en marcha esa instalación nuclear de aplicación civil.

Putin también propuso la creación en el territorio ruso de un centro internacional de enriquecimiento de uranio que podrá utilizar Irán. A partir de esta propuesta, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y el sexteto de países mediadores (Rusia, EEUU, China, Inglaterra, Francia y Alemania), confían en que es posible convencer a Teherán a que renuncie, o al menos, suspenda su programa nacional de enriquecimiento de uranio. Si esto se logra, será muy posible encontrar una solución política al problema nuclear iraní.  

Durante el mandato de Putin, Irán notablemente pudo reforzar su influencia en Asia Central al convertirse en país observador en  la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) y en el futuro, candidato a ser miembro de pleno derecho en una de las organizaciones regionales de concertación más influyentes en toda Asia.

Gracias a la mediación de Moscú, ahora es difícil imaginar el desarrollo de proyectos de fomento importantes en Asia Central, incluso en Afganistán, sin la participación de Irán.  

Cabe añadir que Irán es uno de los aliados estratégicos de Rusia en regiones clave como el Cáucaso, Caspio, Asia Central y también un socio importante en lo que respecta al mercado mundial de hidrocarburos como el gas.

En lo que respecta a la postura geopolítica y la estrategia energética, ambos países no tienen contradicciones, y en todas las variantes posibles de desarrollo, los intereses de ambos países se complementan.

Socios como estos no se pueden abandonar sino que, por el contrario, hay que valorar y proteger.

La constatación anterior supone un factor positivo en las relaciones entre Rusia e Irán y por esa razón, el presidente Medvédev se propone desarrollar una política de continuidad con respecto a Teherán.

Aunque esto no garantiza que las relaciones entre ambos países serán absolutamente armoniosas. Porque existen problemas conocidos, el primero y más  importante, el programa nuclear iraní, uno de los mayores dolores de cabeza para Rusia.

Hablando francamente, a veces se tiene la impresión de que Teherán especula con los esfuerzos de Rusia para solucionar el problema del programa nuclear iraní por la vía diplomática. Por ejemplo, Teherán sabe que el efecto de las sanciones se podrá compensar con creces si se aplica el paquete  de ayudas y estímulos para Irán, un asunto en que insistió con especial empeño Rusia.

Ciertos círculos rusos no comprenden por qué Teherán continúa ignorando los esfuerzos de Moscú a favor de los recursos diplomáticos, que cada vez son más escasos después de cada adopción de resoluciones por parte del CS de la ONU.

Esta circunstancia no descarta que la nueva administración de Moscú imponga nuevas condiciones a Teherán respecto a su programa nuclear.

 Y no porque el nuevo presidente haya cambiado de política, sino porque sencillamente el momento llegó.

Al ignorar el llamamiento a reanudar las negociaciones en los términos expuestos por el Consejo de Seguridad, Irán obliga a que la única forma de solucionar el contencioso pase por la implantación de más sanciones e incluso hasta el aislamiento total, independientemente de la postura que adopte Moscú.

El programa nuclear iraní no es el único problema que preocupa a parte de la comunidad internacional y tampoco el único hecho que Moscú puede pasar por alto.

Los asuntos que también inquietan están relacionados con el programa iraní para el desarrollo de cohetes balísticos, su retórica antiisraelí, y su postura en torno a la solución de la problemática en Oriente Medio.

De todas formas, Teherán puede contar que Dmitri Medvédev, el tercer presidente de Rusia, continuará con Irán las relaciones que comenzaron con Putin. Seguramente que habrá continuidad pero con ciertas condiciones recíprocas.

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